Capítulo 38.
La noche llegó y la luna se encontraba en su máximo punto tan bella y resplandeciente.
Conforme el tiempo fue transcurriendo, los invitados fueron regresando a sus hogares, despidiéndose de Jungkook y Jimin con muchos abrazos y felicitaciones.
Yongsun tenía arrullando a un Jin muy llorón en su regazo —No alfa, mi bebé ya no será mi bebé. Ese tonto hermano tuyo me lo quitará —pasa su mano sobre su cintura.
—Omega, sabíamos que esto pasaría querido —Yongsun lo abraza, su omega tan lindo sufriendo por las hormonas.
—Lo sé, pero es mi Jimin, alfa, ahora Jungkook no dejará que me acerque a él —hipó conteniendo una nueva ola de lágrimas.
—Sabes que eso no es verdad Jin —la alfa acaricia el vientre del omega.
—¿Qué sucede chicos? —Hoseok llega sentándose a un lado de la alfa.
—Hoseok debemos ir con Jimin. ¡Sí!, eso debemos hacer. Él nos puede necesitar y debemos apoyarlo, los tres mosqueteros, ¿recuerdas?
—Jin amigo, sabes que eso no es posible, yo sé que amas mucho a Jimin, pero es hora que dejes que el pequeño gorrión que llegó lastimado extienda sus alas y se lance a volar.
—Perdón, yo sé que parezco un cachorro, solo entiéndame sí. Son estas malditas hormonas... ni te atrevas a pellizcarme alfa porque te muerdo el dedo —regaña al notar la mano de Yongsun dirigirse a sus glúteos.
La situación era esta: Yongsun y Jin tendrían a cargo a Jaesung mientras Jungkook y Jimin pasaban la luna de miel y el efecto de la mordida. Para un alfa puro, algo como la mordida era simplemente religioso, se volvían más territoriales y sobre protectores con sus omegas.
Jungkook pagó unas cortas vacaciones a la pareja para que fueran a la playa mientras ellos pasaban ese tiempo en la cabaña que el alfa había comprado. Fue por petición de Jimin, el lugar era especial para ellos. Jungkook le propuso otros sitios, pero él no quería estar tanto tiempo lejos de Jaesung ni de Jin que podría tener a su pequeña en cualquier momento.
Jaesung estaba dormido en los brazos de Jimin, la pareja le explicó al pequeño que él estaría con Jin y Yongsun por un corto tiempo. Jaesung solo asintió un poco confundido, pero estuvo feliz con todo lo que la alfa dijo que harían.
—Bien chicos, es hora de irnos —habla Yongsun tomando al pequeño en brazos.
Jungkook y Jimin marcaron unas mantas con su olor para que Jaesung estuviera cómodo mientras ellos no estaban.
Jin mordía su labio inferior haciendo unos tiernos pucheros —Mi amigo lo logró —le menciona abriendo sus brazos para acunarlo.
—Jin amigo, sabes que te amo.
—¿Y ahora me dices que me amas? Jimin, ¿tú me amas? —Jin sorbe su nariz sintiéndose emocional.
—Claro que si tonto, eres como un hermano y uno de mis mejores amigos, sabes que te amo.
—Solo ignora mi drama, todo es culpa de mi bebé, yo también te amo Jimin y estoy muy feliz y orgulloso de ti.
—Cuida bien a mi bebé, está de más decirlo, pero...
—Como si fuera mi propio cachorro, no te preocupes ricitos.
Separaron el abrazo y Jin besó la frente de Jimin —Jungkook es un gran alfa, lo mereces y él te merece a ti cariño.
—Gracias, Jin.
—Es momento que busques grillos cariño, disfrútalo.
—¿Grillos?
—Si Jimin grillos, tú sabes, son grillos como el cuento donde la flor está esperando que llegue la abejita y vaya a dejarle polen y después viene el cuento este donde viene la cigüeña, pero claro, tú y yo sabemos que eso no es verdad.
El pobre de Jimin cambió de colores, el omega se burló un poco de él susurrando cosas que solo parecían ponerlo más sonrojado.
Jungkook llegó abrazándolo por la espalda —¿Listo amor?
—Listo alfa.
—Bien... es hora de marcharnos.
—Jungkook, alfa ingrato, escucha bien lo que diré... —Jin frunce sus cejas optando una actitud de madre regañona—, cuida bien de Jimin —sus ojos se cristalizaron—. Gracias por amarlo tanto Jungkook —se acerca al alfa para abrazarlo.
—Está bien, Jin no te preocupes, no es necesario que lo digas, pero agradezco el gran amor que tienes por mi omega.
—Yo los amo, lo sabes y me alegra verlos así.
—Cuida a mi cachorro y no le des tanto dulce, omega testarudo.
Jin le vio con rostro indignado —Sabes que no.
—Ni tú tampoco, Jimin te dejó algunos postres en la nevera, son especiales para ti.
El omega jugó haciendo dramas para evitar que Jimin se sintiera mal por dejar al cachorro.
Hoseok participó fingiendo desmayarse en los brazos de su alfa para que este solo lo cargara.
Luego de unos instantes, Yongsun pidió retirarse para poder tener al cachorro en su cama y bien arropado, además de llevar a casa a Jin, pues estarían con los planes de hacer un nido para recibir a su pequeña.
Jungkook y Jimin se dirigieron al auto y sus amigos los despidieron entre aplausos, silbidos y claro llanto de parte de Jin.
En el auto Jungkook lo atrajo a su pecho soltando un poco de su olor para que el omega estuviera tranquilo, mentiría si dijera que no iba nervioso, su olor lo delataba y su alfa empezaba a notarlo, así que Jeon posó su mano en la rodilla de su omega para transmitirle seguridad y confianza.
—Tranquilo, cuidaré de ti y te amaré con todo el amor que mereces cariño —Jungkook sonríe y sigue dándole muchos besos alrededor de su rostro.
Luego de escuchar a su alfa, Jimin se relajó porque sabía que Jungkook no le mentía.
El omega se quedó dormido en los brazos de su alfa, no se fijó que habían llegado hasta que Jungkook le habló con palabras dulces al oído para poder despertarlo.
—Amor, hemos llegado cariño —Jungkook acaricia su rostro.
Jimin se removió frotando sus ojos con sus manos vueltas puño, Jungkook creyó morir de tanta ternura.
Lo cargó estilo nupcial y Jimin aprovechó para rozar su nariz con la piel del alfa.
—¿Amor? —habla el alfa al notar que Jimin no salía de su cuello.
—Cinco minutos, por favor, me encanta donde estoy.
—¿Ahora vivirás en mi cuello?
—Sí, es mío —Jimin deja una hilera de tiernos besos recorriendo hasta llegar a su mandíbula.
La risa de alfa hizo que Jimin saliera de su escondite que había marcado con un enorme beso. Levantó la vista y Jimin quedó sorprendido cuando vio el suelo cubierto con algunas florecillas.
La cabaña estaba iluminada con velas por todos lados y de fondo una canción de esas románticas para bailar de mejilla con mejilla.
Jimin buscó la mirada de su alfa —Es tan hermoso Kook, me encanta.
—Me alegro de que te guste, bebé.
—Te amo.
—Yo también te amo cariño —picotea sus labios.
Jungkook le tendió la mano a Jimin, el omega con sus mejillas sonrojadas, aceptó y sintió cómo el alfa lo acercaba a su cuerpo poco a poco, le levantó el rostro y acarició su mejilla con tanta sutileza que el omega solo pudo cerrar los ojos y ronronear por las caricias.
No fue necesario para Jimin atraerlo a él, pues el alfa sabía el deseo de su omega, así que acercó su rostro y unió sus labios en un beso que denotaba amor y pasión.
Acunó su rostro con sus manos y talló sus facciones, Jimin era simplemente hermoso.
El omega buscó de nuevo los labios de su alfa, Jungkook bajó sus manos desde las mejillas de Jimin y recorrió toda su cintura hasta llegar a sus caderas y las dejo ahí posadas mientras seguían regalándose todo el amor posible, su omega llevó sus manos alrededor de su cuello y acarició su piel.
—Omega —fue lo único que logró decir antes de tirarse a sus labios otra vez, los labios de Jimin se sentían como lluvia fresca después de tantos días de sequía.
Los ojos de Jimin tenían un destello azulado y los del alfa un toque verde eléctrico —Tus ojos... —dijeron ambos y una enorme sonrisa se plantó en sus rostros.
Sus lobos estaban destinados, su instinto relució en aquellas miradas intensas.
Jungkook lo alzó de la cintura y el omega enroscó sus piernas alrededor de su alfa, el ojiazul lo sujetó por sus muslos.
Empezó a caminar directo a la habitación mientras el omega repartía besos por todo el rostro, cuando llegó al filo de la cama lo bajó recostándolo con tanta suavidad sobre ella.
Jimin sonrió con pinceladas carmín sobre esas lindas mejillas, Jungkook se posó sobre de él sin poner todo su peso en su cuerpo.
—Jungkook... —dijo el omega en un jadeo.
—Eres hermoso —habló contra su piel besando cada una de aquellas cicatrices ya casi invisibles—. Solo mío y yo seré tuyo.
Jungkook temía incomodar al omega, así que lo besó con fuego calmo esperando a que Jimin estuviera seguro.
Sonrió cuando el omega empezó a moverse queriendo quitarle la ropa, pero pidiendo permiso con su mirada —Puedes hacer lo que te plazca, bebé —besó su mejilla—. ¿Quieres dormir, hablar, besarnos o acurrucarnos? Solo dímelo cariño estoy a tu disposición.
Esas simples palabras fueron el incentivo para que Jimin buscara sus labios, pasando sus manos por sus hombros para empezar a despojarlo de sus prendas.
Los roces de piel eran íntimos y delicados, como si se tratara de algo extremadamente frágil.
Jungkook besó el rostro de su omega, esos lindos hoyuelos que tanto amaba cuando sonreía, sus labios, aquella conjunción de sus estrellas que el alfa trazaba con sus lunares.
Estrellas que se convirtieron en sus favoritas, pues fueron su guía a su hogar.
Descendió por su cuello hasta llegar a donde iría la mordida, besó y succionó la piel expuesta provocando que de la boca de Jimin salieran sonidos que fueron la melodía más bella para escuchar.
Los pequeños jadeos de su omega retumbaron en su oído, eso provocó que algo vibrara en su pecho, sus ojos se encontraron y el omega le concedió al alfa unirse de la manera más sublime para sus instintos.
Jungkook se aseguró con suma delicadeza preparar a su omega, el toque del alfa le hacía estremecer con tan un simple roce.
Lo llenó de mimos y cariño, no quería lastimarlo. Jimin estaba en total seguridad y confiaba plenamente en su alfa.
Jungkook acunó su bello rostro entre sus manos, ladeó la cara sin dejar de repartir besos por toda su piel.
—Jimin, ¿estás seguro amor? —pregunta besando su cuello, su lugar favorito.
—Completamente alfa —Jimin cerró los ojos sintiendo a su alfa bajar con sus labios hasta su pecho, su cuerpo se curvó bajo las sensaciones.
Sus cuerpos se unieron en el deseo, la fantasía y el amor de la dulce tentación.
La manera en que Jimin decía su nombre era el alba de los delirios del alfa, porque historias de amor había muchas en libros, pero las mejores son las que se escriben en la piel.
Porque Jungkook lo leyó perfectamente y se sumergió en todas sus letras, devoró cada una de sus comas y se sosegó en los puntos. Recorrió cada una de sus páginas, se embelesó para ahogarse labio a labio con sus exclamaciones.
Amó la poesía que vivía en el omega, Jimin amaba los besos largos y la manera en que el alfa lo leía y esa noche la luna fue testigo de los versos que el alfa escribió en su cuerpo.
Le besó donde la voz tuvo punto de quiebre, donde el lugar era perfecto porque se sentían solo uno.
El omega lo recibió dichoso, se juraron amor con cada caricia, sus lobos aullaron de gozo, pues al fin eran uno solo.
Al sentir ese cúmulo de fuegos artificiales empezar a destallar en su vientre, ladeó la cabeza exponiendo su cuello en señal de entrega, el alfa, al ver esa piel blanquecina, besó el justo lugar sintiendo cómo sus colmillos crecían, en pleno éxtasis los enterró sobre la piel del omega sintiendo el sabor metálico en su boca.
Un sentimiento de calidad inundado a Jimin, el sentimiento de amor y lealtad golpearon fuertemente al omega, pronto descubrió que el sentimiento no le pertenecía él, sino a su alfa, se regocijó cuando las emociones de Jungkook se acunaron en su corazón, fueron como una avalancha llena de felicidad, amor, y paz. Pero sobre todo el amor tan puro, el amor que su alfa sentía por él era tan grande que simplemente no se podía escribir con el lenguaje mortal, sus emociones eran solo una, sus latidos perfectamente sincronizados, eran uno solo, alfa y omega.
Era como si el universo mismo se creara en su interior.
Jungkook limpió la herida asegurándose que a Jimin no le fuera molestia, bien dicen que todo lo que se hace con amor termina resultando hermoso y el más claro ejemplo era la mordida que ahora llevaría con orgullo en su cuello.
—Mío, mi omega, mi Jimin, mi dulce y hermoso omega —repetía Jungkook como si se tratase de un mantra.
—Tuyo alfa, siempre tuyo y tú eres mío —respondió Jimin en un tono posesivo, medio adormilado por la calidez que le inundaba el cuerpo.
Sus lobos gimotearon a luz de la luna, acunando aquellas palabras de promesa y pertenencia por la eternidad.
"MI OMEGA"
"MI ALFA"
Jungkook buscó aquel sitio que había proclamado como su lugar favorito. Enterró su rostro en el cuello de su omega, finalmente después de tanto sufrimiento, se sentía tranquilo, feliz, se sentía en casa, como siempre debió de haber sido, descubrió que este era el preciso espacio a donde pertenecía.
Jungkook y Jimin se pertenecían.
Sus feromonas bailaron por toda la habitación funcionando como un tranquilizante que les permitió dormir, así acurrucados.
✧✦✧
Despertaba gracias a las caricias repartidas sobre sus hombros, la luz del sol calaba por la ventana, era una mañana fresca. Jimin parpadeó soñoliento.
—Buenos días, dormilón —el alfa picotea sus labios viendo esas hermosas pestañas batirse para terminar de espantar el sueño.
—Kook —Jimin se recostó en su pecho buscando escuchar aquel sonido que le daba tanta paz, se sentía un poco tímido y avergonzado al recordar la noche anterior.
—Amor —Jungkook le habla sentándolo en su regazo para tomar lo que había preparado de desayuno y alimentar a su omega—. Come un poco, bebé.
—Gracias, alfa —habla con un leve rubor en sus mejillas. Jungkook lo besa sonriendo con cariño.
Jungkook no soporta más esa vista que tenía de Jimin, era tan tierno y lindo. Su omega que no pudo evitar sujetar sus mejillas y llenar su rostro de besos y tiernas caricias —No te avergüences bebé —Jimin niega abrazándose a él, llenándose de su aroma.
Luego de terminar de comer el alfa se encargó de vestir al omega y cubrirlo con uno de sus grandes suéteres.
—Tengo un regalo para ti amor —Jungkook habla.
—¿Para mí?
—Sí, para mi hermoso esposo —le dijo con una enorme sonrisa mientras se dirigía al closet, sacó una enorme caja delgada envuelta con un moño rojo.
Puso el obsequio frente a él, esperando paciente que Jimin descubriera de qué se trataba.
Rasgó el papel descubriendo un enorme cuadro, sus ojos se cristalizaron y alzó la vista a alfa.
—Es hermoso Jungkook, soy yo... —se queda callado por unos instantes—. Yo no tengo palabras —Jimin se emociona al ver el cuadro en sus manos.
—No es la pintura cariño, eres tú el que hace que sea hermoso —el alfa hablaba con mucho amor.
El omega contemplaba un retrato de él mismo sonriendo, pintado con lo que parecía ser carbón.
Jungkook lo abraza para atraerlo a su pecho —¿Recuerdas aquella vez cuando quemaste las libretas donde desahogaste todo lo que había dentro de ti?
—Sí, me pediste el cuenco con las hojas quemadas —sabía de qué hablaba, Jungkook, su hermoso alfa, hizo lo más lindo para él.
—Así es —se acerca a su omega para dejar un beso en su frente—. Aquellas hojas quemadas donde iban tus profundos miedos y temores, donde iba todo lo peor y lo que te hizo tanto daño, se convirtió en lo que tienes en manos, tus cenizas Jimin. Todo aquello fue capaz de crear la belleza que ahora tus ojos pueden ver y lo que yo siempre vi en ti.
Jungkook entendía que el llanto de su omega era de felicidad y agradecimiento. Recorrió con su índice cada una de sus facciones talladas en ese papel enmarcado con un hermoso cuadro.
—Hay belleza en tus cenizas Jimin, porque tu corazón ardió por aquello que amabas y el amor es extraño e inexplicablemente bello.
Jimin dejó el cuadro a un lado y abrazó a su alfa con todo el amor posible, se aferró tanto a su cuerpo agradeciendo a la vida por su Jungkook.
Jeon lo besó lento y roce a la pasión —Eres lo más bello que mis ojos han podido ver.
—Te amo, alfa.
—Y yo a ti amor, ahora ven que tienes un lugar especial —su alfa toma el cuadro enlazando sus manos, lo encamina a una de las paredes de la sala, colgó la pintura viendo el enorme espacio a llenar—. Aquí estarán las demás pinturas o fotos que contarán nuestra historia, tenemos mucho que vivir amor.
Y Jimin fue capaz de imaginar la pared tapizada con muchos cuadros de diferentes tamaños, guardando en foto los más preciados momentos de su vida. Capturando los momentos más importantes de lo que vendría en su vida.
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